sábado, 15 de agosto de 2009

De libros y lectores ... una camino hacía la lectura. Toma 8

"En otras estaciones del año parece que uno tiene que elegir entre quedarse a leer o salir a la calle, entre los libros y la vida práctica y real. Detrás de la ventana hace frío o llueve o golpea el viento, o hay una temperatura tibia de abril o de octubre que nos reclama para los placeres ambulantes de la vida al aire libre. En el verano, en su cima plácida de agosto, el mismo aire puede remover las hojas de los árboles y las páginas del libro que leemos a su sombra, de modo que estamos simultáneamente en el mundo y fuera de él, en la intemperie gustosa con olor a mar o a cloro de piscina y a crema bronceadora y en la interioridad hospitalaria de la literatura. A los niños antiguos nos decían que nos quedaríamos amarillos de tanto leer, nos auguraban a veces un porvenir de enfermedad y trastorno por culpa de aquella afición, y no les faltaban sus razones. En estos días de agosto leer al sol sobre una toalla de colores o a la sombra fresca de un toldo en una terraza o en un jardín tiene algo de la inmediata felicidad."

Antonio Muñoz Molina.

REPORTAJE: IDA Y VUELTA. Largas novelas de agosto

Babelia. Suplemento de cultura. Diario El País.


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